NIVEL SECUNDARIO
El tercer septenio corresponde a la época de la escolaridad secundaria y prima ahora la transmisión de conocimientos de orden intelectual, ya que estos conocimientos pueden descansar en un fundamento más sólido debido al desarrollo orgánico y anímico del joven. En búsqueda de lo verdadero van elaborando la información y ejercitando su capacidad del juicio propio. El rigor científico en el abordaje de los contenidos vincula los conocimientos con la naturaleza humana desde la aludida perspectiva ética.
En esta etapa que abarca del octavo hasta el duodécimo grado, (equivalentes a 1ero al 5to año) los y las jóvenes son acompañados por un tutor que, además da dictar una época, observa y asesora a cada joven y brinda a los profesores que dan las materias de cada época el acompañamiento para que su trabajo en el aula sea más fructífero.
TERCER SEPTENIO, el mundo es verdadero
Entre los catorce y los veintiún años, los jóvenes atraviesan el tercer septenio. En esta etapa, regida por la búsqueda de lo verdadero, se ejercita el pensamiento autónomo y la comprensión de los hechos complejos del mundo.
En esta etapa la educación se orienta hacia un desarrollo ético y espiritual, aumentando su fuerza moral, agudizando sus facultades de percepción y extendiendo sus capacidades de pensamiento abstracto y juicio propio. Para acoger la vida con una mente abierta, desarrollando cualidades morales como paciencia, serenidad, respeto, reverencia, veneración, dedicación a la verdad, honestidad con los hechos, entusiasmo por el trabajo, interés por el mundo, amor y gratitud hacia los demás y responsabilidad por los propios actos.
El octavo grado
Funciona como una transición donde el maestro puede acompañar parte del año y brindar el contenido de algunas épocas, En esta etapa hace su entrada lo abstracto, un nuevo juicio y la causa y efecto. Se incorpora la figura del tutor, que acompañará al grupo a lo largo de todo el ciclo secundario
el umbral hacia la adolescencia
Se vive una etapa de profunda crisis. Las emociones llegan con muchos altibajos, los cambios son fuertes y el mundo anímico está muy presente. Les invade una gran soledad interior. Miran al mundo, se miran a ellos, no se reconocen en su cuerpo.
El juicio propio
Entre los catorce y los quince años los y las jóvenes pueden comprender una realidad o la de un objeto, y por medio de la observación del fenómeno se revelarán las leyes naturales y y físicas del objeto o del fenómeno.
Las realizaciones que logra el hombre están en relación con sus ideas, entonces se estudiarán el invento y el inventor. El docente debe propiciar la observación detallada, veraz, completa del objeto de estudio.
Desde la observación de superficie el joven avanza y profundiza su interiorización pasando del saber al conocer y esableciendo relaciones entre las múltiples percepciones y el propio pensar.
Profesores abiertos a lo nuevo
“Los profesores formados en la pedagogía Waldorf cuentan con una ventaja: ellos están siempre dispuestos a encontrarse cada día con algo distinto a lo que encontraron el día anterior” (Rudolf Steiner) y para esto deben poseer una mirada sin prejuicios y la disposición a recibir lo que cada joven trae cada día, lo que nace de la búsqueda interior en su camino por alcanzar un juicio propio y que necesita de una mirada abierta y una escucha atenta por parte de profesores, tutores y directivos para poder tomar las medidas oportunas y hacer que emerja el juicio en colaboración mutua.
Protagonistas de su propia historia
La escuela Micael, está abierta para que diferentes jóvenes con diferentes capacidades y búsquedas personales, y provenientes de diferentes clases sociales, de diversas concepciones familiares e ideologías políticas y religiosas puedan compartir el mismo espacio educativo. En esta multiplicidad de miradas, los jóvenes descubren y experimenten el valor del diálogo y la importancia y riqueza de la diversidad de opiniones para la construcción de una sociedad que incluya a todos sus miembros. Una sociedad más justa y solidaria de actores que respeten los derechos humanos, la diversidad cultural, las libertades fundamentales y el medio ambiente, como protagonistas de su propia historia.
Un camino hacia una libertad responsable
El rol del educador supone analizar la práctica para tomar decisiones y despertar el interés en el estudiante guiándolo a construir y reconocer sus propias estrategias de aprendizaje. De este modo, en simultáneo con la transmisión de los contenidos se pretende fortalecer en los estudiantes su personalidad y la confianza en sí mismos. Esta una de las principales tareas durante esta etapa de formación que no es sólo intelectual, sino que también (y fundamentalmente) es didáctica, práctica y anímico-espiritual en un camino hacia una libertad individual plena juicio y de responsabilidad hacia su entorno social y ambiental.